Hace unos días, en una reunión social con amistades de mi época de la pastoral católica, uno de ellos me preguntó seriamente: “Pauli, ¿cómo es que alguien tan religiosa ahora es tarotista?”. Sentí cómo mi cuerpo se tensaba, porque su pregunta, aunque sincera, llevaba un juicio implícito. ¿Cómo podían ser para él dos mundos tan incompatibles? Como si fueran polos opuestos, como el agua y el aceite, o el diablo y Dios.
Lo que quizá no sabes es que, durante muchos años, fui una joven profundamente religiosa. En Semana Santa participaba en todos los vía crucis, actuando hasta de llorona y, en Navidad, prefería ir a la misa del gallo antes que cenar en familia… tal cual.
Incluso llegué a considerar ser monja, dándome la posibilidad de visitar un monasterio y nunca olvidaré la imagen de las monjas tras una rejilla de madera, sus dedos apenas alcanzando los míos, y la frase que me marcó: “No volvimos a abrazar a nuestros padres”. wow me explotó la cabeza, admiré su convicción, pero al mismo tiempo me dije: “Esto no nica es para mí”.
Hoy no me considero religiosa, pero sí profundamente espiritual. Encuentro en el tarot terapéutico una herramienta que genera conversaciones profundas, nos ayuda a conectar con el propósito de vida y facilita preguntas reflexivas que llevan a estados de espiritualidad y refuerza el amor propio, vibro con los espacios grupales donde cada persona abre su corazón y el grupo sostiene ese momento único creando una atmósfera de contención y hermandad. Ufff mis círculos de mujeres con tarot son realmente mágicos y me llenan el alma.
Para mí, no hay conflicto entre lo que fui y lo que soy. Aprendí a soltar los dogmas que ataban mi mente y limitaban mi libertad.
Recuerdo con dolor cómo mi yo adolescente sentía culpa al explorar mi cuerpo, o cómo permitía comentarios machistas y homofóbicos sin cuestionarlos. Pero la consciencia de esas creencias me dio la hermosa oportunidad de cambiarlas y recuperar mi libertad.
Hoy entiendo que Dios no está afuera, no busca castigar ni dictar qué hacer. Dios vive en mí. Soy la Diosa de mi vida y tengo la libertad de disfrutar esta experiencia de forma orgánica y plena, es más incluso hoy en día me dedico a enseñar tarot
Te invito a reflexionar:
¿Qué dogmas te están limitando? Tal vez no sea una religión, sino creencias familiares o de tu entorno.
Regálate la oportunidad de hacerlas conscientes y elige priorizar tu libertad, bienestar y disfrute, me encantaría leerte.
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