Hace unos 10 años, cuando el coaching para mujeres ni se me pasaba por la cabeza, trabajaba asesorando organizaciones promoviendo el desarrollo profesional y la calidad de vida de colaboradores(as), tuve la hermosa posibilidad de estudiar un diplomado en psicología organizacional. Hasta el día de hoy, agradezco esa oportunidad (y a mi jefa de aquella época), porque de cierta forma me formó… o mejor dicho, me desformó profesionalmente, jajaja, pero en el buen sentido.
El tema es que, en esa época, yo era súper mental, así que iba con toda la expectativa de aprender técnicas y herramientas prácticas para mejorar procesos de desarrollo en el trabajo. Pero cuando llegué a clases, me encontré con otra cosa: hablaban de autoliderazgo, meditaciones y mantras, mindfulness, constelaciones familiares y cosas energéticas.
Mi cabeza en ese momento pensaba: «¿Qué se fumó esta gente? Yo vine a aprender a medir el clima organizacional, no a hablar de energías y menos de mi niña interna… y a todo esto ¿qué es eso?.»
Mi cara era más o menos así…
Pero el tiempo pasó, y lo que tanto me hacía ruido empezó a atraerme. Porque, si de verdad quería ayudar a otras personas a crecer y sentirse bien en su trabajo, tenía que empezar por casa: yo misma.
Ahí fue cuando mi mundo se desmoronó… (por un rato), me di cuenta de algo obvio (pero que nadie nos dice): estaba quemada, estresada, con una mochila emocional enorme que llevaba hace años cargando sin darme cuenta.
Y entre todo ese «hipismo de postgrado» (ojo, en una de las universidades más prestigiosas y pro-empresa de Chile), entre las charlas sobre la niña interna y la energía universal, escuché por primera vez la palabra «coaching«.
Que el coaching esto, que el coaching lo otro, que es bakán, que te ayuda a lograr lo que quieras, que las empresas lo están necesitando… y yo ahí, aun intentando entender cómo meditar (un poquito).
La palabra «coaching» quedó resonando en mi cabeza por varios años.
La vida es sabia, y la madurez del tiempo (más mi inagotable curiosidad por entender cómo potenciar a las personas) me llevó a estudiar distintas técnicas holísticas. Y sí… me convertí en una de esas personas que hablan de energía y desarrollo personal con empresarios que me miraban como yo los miré a ellos hace años.
Imagínate otra vez la foto de la niña con la misma cara de desconcierto WT$&/#%»(#%#&&%???
Así que, con toda esta experiencia y aprendizajes, decidí ir más allá y me formé como coach el 2019 durante un año completo. Y sí, nuevamente me encontré con personas hablando de la niña interna y del desarrollo personal.
¿Por qué cuando buscamos crecer profesionalmente, siempre terminamos en el desarrollo personal?
Aquí es donde todas las piezas encajaron como en un puzle de esos de 1000 piezas, me di una vuelta larga para entender que, sin desarrollo personal difícilmente podrás vivir el éxito profesional, ese de verdad, ese que se saborea, disfruta y te hace vibrar no solo el bolsillo sino también el alma.
El coaching es una técnica, pero aquí está la magia que yo aplico en coaching para mujeres con enfoque místico, esta técnica guiada con la búsqueda de un éxito de trascendencia puede marcar muchísimo el resultado a largo plazo en la persona que lo experimenta.
Sí, el coaching te ayudará a lograr cualquier objetivo que te propongas, pero para mí no es solo eso, sino que también el “cómo lo logras”, como se siente tu cuerpo y alma en el proceso hacia ese objetivo y como ello aporta a tus sueños más profundos con ser feliz en esta vida.
Sí es posible sentirse y vivirse exitosa en tu vida laboral y también personal, porque no puedes separarlas, porque eres mujer y las mujeres tenemos el poder de la abundancia en una zona llamada útero (lo tengas o no físicamente).
Porque sí, el coaching para mujeres puede ayudarte a lograr ese ascenso, a lanzarte como independiente, a encontrar tu propósito profesional.
Pero aquí va mi pregunta:
¿Quieres cambios profundos o solo resultados momentáneos?
Si realmente quieres transformar tu vida (económica, emocional, profesional, familiar), entonces atrévete a experimentar el coaching para el éxito a fondo. Spoiler: ni una ni tres sesiones serán suficientes.
A mí me cambió la vida cuando dejé de lado creencias de infancia que nada aportaban, cuando me amigué con mis emociones, cuando aprendí a gestionar mi ansiedad y mi negatividad. Y ojo, aún sigo en el camino, pero con las herramientas del coaching espiritual, todo es más fácil y fluye mejor.
Así que dime…
¿Quieres resultados rápidos o una transformación real?
Me encantaría leerte aquí abajo, un abrazo 🌿✨